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domingo, 20 de mayo de 2007

Memoria de mi madre

MEMORIA DE MI MADRE



Fuiste quedando quieta

como una nube

sin el soplín del aire.

Te fuiste suavemente,

igual que habías vivido

sin la letanía de quejas o lamentos.

Pasaste a ser

un rostro imaginado

envuelto en el rompecabezas de los sueños,

al contraluz que se aleja de la noche.

Te quedaste

clavada en el corazón

deslizándote suave, sin sonido

igual que la arena de un reloj

que jamás se detiene.

Y pensé para mí, qué raro era

que la alborada corriera como siempre

extendiéndose en los prados

entre los setos,

oír gritar a las madres tras los niños,

a la mujer que vende las sardinas,

al run-run de la vida cotidiana.

Nada más la calle de los huertos

notó la ausencia

entristeció la tierra

quedó muda la fuente

ahogada de zarzas y de ortigas

Resurgió lo salvaje, donde antes

creciera la rosa

y se llenó de musgo la azada

y el tiempo de povisa.

Nadie te echó de menos,

ya lo ves,

nada más lo que naciera

a la sombra amante de tu cuerpo.


...............Poema de: María Teresa González ( (Tremañes, Gijón, 1950-1995)

2 comentarios:

Susana (Saskia) dijo...

Hoy tengo un día sensiblón, ya sabes, la familia va envejeciendo, y cada vez que alguien enferma o muere, te vas dando más cuenta de los lugares vacíos que ya nunca se llenarán y temes, que digo temes, te aterrorizas pensando en esos que tienes más cerca y que cada día peinan más canas y muestran más arrugas en su rostro. En esos que pensabas de niña que eran inmortales...
Hoy no tengo un buen día, no...

gijonesa dijo...

Lo siento, el poema no te ayudaria nada, el caso es que cada día envejecemos, y no nos damos cuenta hasta que los nuestros dan un bajón, entonces te pones a temblar; pero la vida es lo tiene, no nos dejemos abatir, al menos si podemos evitarlo.
Un besazo.